domingo, 12 de febrero de 2012

ORIGEN, CRISIS Y FUTURO DE LA TDT Y TELEVISIONES AUTONÓMICAS





Partiendo de la concesión de luz verde para crear televisiones autonómicas, España ha vivido desde finales de la década de los noventa un auge en la aparición de las mismas alcanzando su máximo exponente en 2006 y coincidiendo con el inicio de las medidas para asentar una nueva plataforma como la Televisión Digital Terrestre. Desde entonces, la sostenibilidad y éxito de ambas han sido puestas en duda, acrecentándose el cuestionamiento sobre sus modelos de gestión con el impacto de la crisis.


Nacimiento y asentamiento de la TDT y autonómicas.

Hasta 1983, en España, solo se concibe una televisión, que no era otra que TVE, la cual será única protagonista hasta la aparición de otra etapa desde 1983 que le sucederá con la aparición de las televisiones autonómicas, y sólo a partir de 1989, con el comienzo de las emisiones de las televisiones privadas, el panorama español comenzará a ser semejante al de la mayoría de los países de la Europa comunitaria.

Cuando en 1983 aparecieron en el mercado de la comunicación los entes autonómicos debido a su pequeña dimensión se vieron incapaces de competir de forma inmediata con el gigante empresarial en el que se había convertido ya el ente de Radiotelevisión Española (RTVE), por lo que la participación de las nuevas televisiones autonómicas en el mercado publicitario sería escasa a principios de la década de los años 80, afrontando una financiación fundamentalmente basada en las subvenciones públicas.

Y es que, como hemos visto, el auge de las autonómicas comienza en los años 80, donde nacieron seis televisiones, a las que siguieron más tarde otras dos, una en los años 90 y otra a principios del nuevo siglo. Para que esto pudiese darse, surgieron unas nuevas leyes de creación que ampararon la constitución de estos nuevos canales autonómicos gracias a la Ley reguladora del tercer canal de Televisión (46/1983, de 26 de diciembre), aprobada por el gobierno de Felipe González.

Gracias a esa ley se crearon los canales autonómicos considerados de primera generación, siendo en 1982 ETB1 en el País Vasco y en el año 1983 TV3 en Cataluña las primeras, anteriores a esa ley, pero que las legalizó. En 1985 apareció TVG en Galicia, en 1989 Canal Sur, TM3 de la Comunidad de Madrid (Actualmente, Telemadrid) y Canal Nou de la Comunidad Valenciana. Además, es en ese mismo año cuando se lleva a cabo la creación entre estas televisiones la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos (FORTA) para la compra de contenidos de una manera conjunta y así abaratar altos costes.

Añadiendo matices, esta ley marcó como intención, además de un condicionamiento de los presupuestos a la normativa general presupuestaria, que “la financiación del funcionamiento efectivo del tercer canal de televisión se hará mediante subvenciones consignadas en los presupuestos de las comunidades autónomas, la comercialización y venta de sus productos y la participación en el mercado de la publicidad”.

Mientras tanto, las leyes autonómicas, al ser las encargadas de regular los presupuestos y financiación, hacen referencia con precisión a las tres fuentes de financiación antes referidas hasta hoy en día, en el que la situación de estos entes es en gran número complicada. Las televisiones autonómicas actuales en España la conforman 16 entes, de los cuales 12 forman parte de FORTA (Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos). De las 17 comunidades autónomas de España sólo hay 3 que todavía no poseen un ente autonómico de radio y televisión, y son Cantabria, La Rioja, y Navarra, si bien las tres disponen de uno o varios canales autonómicos privados.

Por otro lado, en nuestro estudio también queremos hacer referencia al impacto de la TDT y su situación actual. La historia de la televisión digital terrestre (TDT) en España, se remonta al año 1999 cuando con el gobierno de José María Aznar entró en funcionamiento, y otorgó una licencia de emisión a cada una de las cadenas actuales, públicas y privadas, así como 3 múltiplex y medio para canales para el lanzamiento de una plataforma comercial. Esta fue otorgada a la empresa Onda Digital, el 19 de junio de ese mismo año, comenzando sus pruebas el 15 de noviembre y comenzando sus emisiones oficiales el 5 de mayo de 2000, con el nombre de Quiero TV. Además de estas acciones, el gobierno puso a concurso dos nuevas concesiones exclusivamente digitales, recayendo estas en Veo Televisión S.A. y en Sociedad Gestora de Televisión Net TV17.

También se otorgó a cada comunidad autónoma un múltiplex para sus canales públicos y posibles concesiones privadas. Televisió de Catalunya obtuvo la gestión completa del múltiplex catalán, y fue la pionera en esta emisión, con TV3 y El 33. Del mismo modo Telemadrid obtuvo medio múltiplex, y la Comunidad de Madrid, lanzó un concurso público, resultando concesionarias Onda 6 y Quiero TV para su emisión en abierto.

Por medio del Plan Técnico Nacional de la Televisión Digital Terrestre, aprobado por Real Decreto 944/2005 de 29 de julio, se fijó el 3 de abril de 2010 como fecha de cese de las emisiones de televisión analógica terrestre. Igualmente, se estableció un cronograma de ampliación de la cobertura hasta alcanzar niveles de 95% y 98% de la población en 2010.El proceso de cese de emisiones analógicas se produjo en tres fases ya que el Plan Nacional de Transición a la Televisión Digital Terrestre, aprobado por el Consejo de Ministros el 7 de septiembre de 2007, establecía 90 proyectos de transición hasta 2010 que, en conjunto, abarcaban la totalidad del territorio del Estado.

Lo que se planteaba como un futuro de impacto en la plataforma televisiva, parece que no está cumpliendo sus expectativas, así como, al igual que las anteriormente mencionadas televisiones autonómicas, sufrirá y sufre el impacto de la crisis económica que más adelante contemplaremos.

Impacto de la crisis e insostenibilidad

Televisiones autonomicas

Desde el auge en la última década de las televisiones autonómicas, ningún organismo ni estudio llegó más allá de la propia existencia de los mismos tanto en cuanto sus cuentas no eran tan vigiladas como lo son desde el impacto de la crisis económica iniciada allá por 2008. Y es que, en tiempos de bonanza las cuentas parecen perder importancia, y así vivieron la mayor parte o, más bien, la totalidad de los entes autonómicos.

Aun así, si revisamos las previsiones, en 2006 se calculaba un gasto de los gobiernos autonómicos de unos 1.200 millones de euros derivados a sus televisiones en acumulando una deuda superior a los 2.300 millones de euros, con la Corporación de Radio y Televisión Catalana como la más derrochadora en cifras de gastos históricas, disfrutando del mayor presupuesto de las autonómicas en 2006, con 473,6 millones de euros, de los que 292 millones serían, en dichas previsiones, recibidos mediante subvención directa, y cerrarían el ejercicio con una deuda superior a los 1.000 millones de euros (en 2004 ascendía a 948 millones). Hecho que obligó al ente a solicitar al Gobierno regional créditos por 1.100 millones hasta 2008 para intentar poner en marcha un plan de viabilidad.

Fue precisamente entre 2005 y 2006, cuando los canales autonómicos sufrieron esa mayor ebullición apoyados en una financiación casi netamente pública, con un pequeño porcentaje de ingresos por publicidad. Para que sirva de ejemplo, la creada en 2006 Radiotelevisión del Principado de Asturias, vivió su lanzamiento con un presupuesto de unos 49 millones de euros, de los cuales solo constaban 1,5 millones procedentes de la publicidad.

Desde entonces, son muchos los problemas económicos que la mayoría de entes autonómicos están atravesando, incrementados por la crisis , que han abierto un debate sobre su coste per cápita a cada autonomía y si son necesarias o no, puesto que para una gran parte de la opinión pública han sido utilizadas por los políticos de uno y otro signo como meros instrumentos de propaganda y clientelismo. Pocos han sido los jefes de Gobierno que se han resistido a la tentación de aprovecharse de un medio de control tan popular.

En un momento de recortes del gasto público, es para muchos muy difícil defender un modelo de televisión como el actual. En el siguiente gráfico, al cierre del 2009, puede verse el presupuesto y la deuda (en millones de euros), así como la cifra de empleados de los entes públicos autonómicos, en comparación con TVE. Otro punto crítico es que el gasto no sólo es elevadísimo en términos absolutos, sino que también supone un auténtico exceso en comparación exhaustiva con las cifras de las televisiones privadas.


Los datos, en este contexto de crisis, son más escalofriantes si tenemos en cuenta que los entes autonómicos elevan sus gastos a más de 1.500 millones de euros, es decir, más del doble que cadenas privadas con cobertura a nivel nacional y productos de una calidad superior. Por poner un ejemplo, el Grupo Antena 3 dedica un presupuesto de unos 550 millones en solo su apartado televisivo (Antena 3, Neox…), y un total de 650 millones para el grupo en total, siendo esto datos a fecha de cierre del curso 2010.

Sin duda, uno de los principales problemas de la financiación de las televisiones públicas autonómicas es la falta de transparencia, ya que además de la asignación inicialmente realizada por parte de los presupuestos existen otros pagos complementarios que los gobiernos regionales pueden fijar durante la totalidad del año. Y es que, las subvenciones tampoco suponen ni mucho menos el final de este agujero de inversión ya que la tónica es que este tipo de entes de televisión autonómicos cierren el año con las cuentas en números rojos, lo que significa que el erario público tendrá que asumir ese sobrecoste en los próximos ejercicios. Si buscamos un ejemplo, tenemos a la Corporación afincada en Cataluña, de Mitjans Audiovisuals, la cual controla TV3 y que registro un cierre de 2010 con unas pérdidas estimadas en torno a 56 millones de euros, un 11,6% de su presupuesto total.

En el siguiente gráfico tenemos algunos ejemplos además del mencionado en Cataluña, sobre la descompensación entre ingresos, gastos y déficit de algunos entes públicos televisivos de las comunidades autónomas a fecha de 2009.



En esta financiación, otro de los puntos que hemos analizado es uno de los más polémicos en cuanto al planteamiento de que el modelo actual de financiación pública de estas televisiones imprime un coste per cápita a cada ciudadano para su costeo.

Por cada euro que las administraciones políticas ingresaron en 2009, sólo unos míseros 14 céntimos provenían de su actividad empresarial, proporcionados en gran parte gracias a la venta de espacios publicitarios. El gran problema es que este ratio descompensa año tras año, ya que los ingresos de explotación en 2009, por ejemplo se vieron reducidos un 24% respecto a 2008 y se prevé que sigan haciéndolo en los próximos años, con un mercado cada vez más atomizado. Es en este punto cuando llegamos al problemático y mencionado anteriormente, gasto por espectador, el cual debido a esa descompensación de ratio se ha disparado en los últimos años.

Por ejemplo, el coste de mantenimiento de la emisión de ETB durante un año asciende a 3.589 euros por cada espectador, cantidad desmesurada e inasumible para cualquier televisión de no ser por las subvenciones recibidas. ¿Por qué esta cifra es tan elevada? El motivo no es otro que el reflejo de los costes de toda la producción, la única corporación que registra superávit.

Volviendo al gasto por espectador, y por concretar en datos, la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA) es el ente autonómico más barato del país, suponiendo a cada asturiano un gasto de 32,59 euros su mantenimiento. A un catalán, su televisión le cuesta unos 65 euros y a un vasco 66 euros. La de Baleares y la de Aragón, que son las televisiones autonómicas más semejantes a la RTPA se sitúan también por encima de los 32 euros. La balear se va hasta los 47 euros y la aragonesa hasta los 59 euros.


Y es que, en este entramado financiero de los entes públicos, otro de los “trucos” que se utilizan es el no reflejar en la cuenta de resultados los emolumentos referidos a los retrasos en los pagos a las productoras locales, responsables de una gran parte de los contenidos de la programación, cantidades que pueden llegar a acumularse durante varios años.

Y de nuevo nos preguntamos, ¿Por qué ocurre esto?, y la respuesta no es otra que la “protección” de la ley de estos entes hacia la producción local, lo que obliga a la contratación de productoras de la propia comunidad autónoma donde esté localizado el mismo, impidiéndolas acceder a otros mercados y obligándolas casi a no enemistarse con las corporaciones televisivas autonómicas denunciándolas por impagos. Un quiero y no puedo.

Todo este entramado, en un contexto de crisis, ha derivado además de en todas estas cifras económicas espeluznantes, en algunas crisis de primer nivel como la de la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA), la cual tras la llegada de un nuevo gobierno autonómico, ha recortado 11,3 millones en subvenciones y ha provocado el impago a sus trabajadores y gran parte de las productoras, las cuales hemos visto son actores muy importantes en este escenario.

Otro acontecimiento es el ERE anunciado por el ente Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) para adelgazar su plantilla de 1.800 trabajadores en busca de comenzar a recortar gastos de su enormísima deuda. Parece indicar que de esos 1.800, casi un millar se quedarían fuera de su puesto de trabajo. A finales del curso 2011, también la televisión autonómica de Murcia, 7RM, había anunciado un Plan de Viabilidad que implicaría de nuevo recortes en su plantilla de 400 trabajadores, 281 en plantilla y el resto externos. Esto es debido a que, en un caso parecido al del ente público asturiano, la Región de Murcia le adeuda 17,8 millones de los presupuestos de este año.

Estos, son algunos de los casos más recientes y con peor atisbo de solución, pero la lista sin duda seguirá aumentando, y deja en el aire un modelo de gestión pública muy poco eficiente, donde los gobiernos autonómicos además han tenido que inyectar grandes cantidades para intentar evitar el descalabro, junto a un descenso de la publicidad que ha hecho mucho daño. Todo esto nos lleva a preguntarnos hacia dónde camina el futuro de estos entes y posibles soluciones, pero esto lo trataremos más adelante.

Televisión Digital Terrestre

En la actualidad, la pregunta que podemos formularnos respecto al TDT es, ¿para qué tantos canales? El balance que se puede hacer casi dos años después del apagón analógico, solo tiene el enfoque de que los resultados son pésimos. La TDT se presentó como un camino de flores y rosas hacia un modelo de diversidad y variedad en el desarrollo del mundo audiovisual. La proposición y presentación de multitud de ofertas de calidad era su fuerte y, visto lo visto, al final, sólo los canales pertenecientes a las generalistas se están salvando de un proyecto que no está cumpliendo las expectativas y más en el contexto de crisis con una gran recesión publicitaria, donde solo los grandes grupos de comunicación pueden sostener su lanzamiento en la plataforma digital.

En cantidades, hablamos de 1.214 millones de euros derivados de la inversión publicitaria que absorbió el medio televisivo en este pasado curso. De esa cantidad, el grupo Mediaset acaparó 525 millones, es decir un 43,3% y el Grupo Antena 3 facturó 366 millones, que conforman un 30,1% de ese montante total. Junto a estos dos colosos, que son los que más fácil tiene su supervivencia en el universo de la TDT, conviven muchas emisoras con problemas de continuidad y viabilidad. Es el caso, por ejemplo del Grupo Intereconomía, que registra una facturación en el primer semestre del año que ronda los 6 millones de euros, un 33% menos que el mismo periodo hace un año, lo que ha llevado al grupo a “pasar la bandeja” entre sus espectadores pidiéndoles aportación económica para poder sobrevivir en el voraz mundo audiovisual, ya que los ingresos no permiten casi ni el pago a su distribuidora de señal, Albertis.

El que se consideraba principal competidor de Intereconomía (1,3% de share), Veo7, la televisión perteneciente a Unidad Editorial, ha sufrido pérdidas que se sitúan en más de nueve millones de euros en los tres primeros meses del año, por lo que la primera decisión fue despedir a las redacciones de informativos y deportes, para, posteriormente prescindir de todos sus trabajadores y llenar su parrilla de contenidos únicamente de teletienda. Ahora, el futuro pasa por esperar llegar a un acuerdo con alguna multinacional (las candidatas mejor situadas son Fox y Discovery) para alquilar esa frecuencia de emisión.

El director de El Mundo e impulsor del canal VEO 7, Pedro J. Ramírez, se ha querido justificar en cuanto a estas medidas por la situación de catástrofe económica actual y, a través de su diario, ha apuntado a las deficiencias del sistema de medición de audiencias. El caso es que Veo 7 es prácticamente un canal fantasma en el mundo del TDT. Fracaso estrepitoso en una crisis que ha sido definitiva para el fin del canal.

La 10, del grupo Vocento, tampoco tiene mejores expectativas que. Su audiencia es muy pobre, rondando un 0,4%, y uno de sus buques insignia, como era la periodista Curry Valenzuela ha abandonado recientemente la parrilla del canal unido a la caída asimismo del informativo principal. Su futuro ha sido anunciado recientemente, y el grupo Vocento espera cerrar de manera inmediata la incorporación del canal Paramount Comedy al alcanzar un principio de acuerdo con Viacom, propietario del mismo, para realquilarle la frecuencia por la que ha estado emitiendo el canal en los últimos meses. Vocento pondría así fin a su frustrada aventura televisiva después de varios intentos que terminaron sin éxito de poder llegar a un acuerdo con otros canales como Fox, ESP e incluso Real Madrid TV.

Estos acontecimientos son los más destacados, pero otros canales como Aprende Ingles TV o diales de TDT a nivel autonómico como Canal 19 de Guadalajara, se han visto obligados a echar el cierre por su insostenibilidad. Y se esperan más cierres.

Estamos pues ante un modelo de audiencias ínfimas y pérdidas económicas que conllevan la insostenibilidad de muchos de los proyectos iniciados durante el reciente auge de la TDT, y cuyo futuro trataremos, junto al de las televisiones autonómicas en el próximo epígrafe.

¿Cómo se presenta el futuro?

En un escenario que se basa en una audiencia que cada vez desciende más y la necesidad de elaborar unos presupuestos a la baja, las cadenas autonómicas afrontan 2012 con oscuras perspectivas y pronósticos. Además, ya se ha advertido por parte de los Gobiernos regionales la insuficiencia de fondos, en este contexto de crisis, para seguir financiando los 27 canales públicos que están en el aire, de los cuales un tercio no alcanza ni el 1% de share en su audiencia. En conjunto, los 13 entes o corporaciones que operan en España, el año pasado solo captaron ante sus pantallas a uno de cada 10 espectadores, lo que representa un 10,4% de la audiencia, frente al 11,3% del año anterior.

El panorama que hace pensar en un cambio necesario y obligado es que en 2010 las pérdidas ascendieron a 489 millones de euros entre todas las operadoras que integran el panorama además de .una deuda bancaria de 1.504 millones, según el último informe de Deloitte encargado por UTECA (Unión de Televisiones Comerciales Asociadas de España), el cual además recoge las subvenciones públicas recibidas por estos entes durante el año 2010 fijándolas en un montante de 1.389 millones de euros.

Lo evidente es pues, que desde el punto de vista económico, las televisiones y entes autonómicos son un mal negocio y en tiempos de crisis, un componente débil e insostenible. Unas comunidades autónomas ya las han calificado de lastre para sus intereses económicos y han manifestado su deseo de privatizarlas, mientras que otras las consideran necesarias como un elemento de cohesión tanto cultural como territorial. Una pequeña parte, mantiene la postura de simplemente rechazar su creación para destinar esos fondos a otras causas y necesidades.

El nuevo gobierno del Partido Popular, ha abogado ante este panorama por tomar medidas tanto en cuanto ha abierto la puerta a una modificación de la ya mencionada en este artículo, Ley del Tercer Canal para que estos entes autonómicos se puedan privatizar parcialmente o en su totalidad además de pretender así fijar un modelo de futuro que permita entre los que se asociasen la posibilidad de constituir un único canal que funcione con desconexiones, de modo que se haga más fácil y más económica su gestión y también para reducir el número de competidores públicos donde no sean necesarios.

El panorama en la Televisión Digital Terrestre (TDT) el futuro es una incógnita tanto en cuanto la supervivencia de los canales parece destinada a aquellos cuyo mantenimiento forme parte de grandes grupos de comunicación. Una de las opciones más atractivas que se ha planteado de cara al futuro de esta plataforma es la aparición de empresas especializadas en programas de bajo coste. Las compañías low cost ofrecen todo tipo de géneros (concursos, ficción, telerrealidad..etc) a un precio que puede ser diez veces menor que en una cadena tradicional. Por ejemplo, un minuto de prime time cuesta entre 1.000 y 3.000 euros. En los canales regionales más modernos y TDT recientes el mismo minuto oscila entre 100 y 200 euros.

Parece pues, que la reducción de gastos y una mejor inversión en contenidos más interesantes de cara al espectador, son el guión marcado en el futuro de la TDT de cara a aumentar el share y así intentar compensar gastos e ingresos.

¿Qué podemos concluir?

Estamos sin duda en un momento delicado para el sector de los entes autonómicos así como para la TDT. La reducción de mercado con el dominio de los gigantes de la comunicación, únicos capaces de sostenerse en el contexto de la crisis, hace que en el caso de las autonómicas, el recorte y privatización parcial o total pase como vía de alivio para evitar consecuencias mucho peores, así como para la TDT se centra en cambiar cantidad por calidad y reducir costes en la producción de contenidos con una filosofía de low cost.


Sergio Iglesias Turrado


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